El arte de regresar al hogar del cuerpo: mi viaje de sanación a través del yoga, la meditación, el masaje y la terapia somática integrativa.

Hace 17 años afronté una profunda crisis personal tras sobrevivir durante un viaje a la vivencia traumática de una agresión sexual múltiple y, poco después, recibir el diagnóstico médico de vih. Aquello me sacudió por completo y reactivó mis heridas de un trauma infantil por el acoso a mi diversidad sexual y corporal unido a la falta de apoyo emocional en un sistema familiar narcisista. Afronté aquella crisis como aprendí desde la infancia: aislándome y reprimiendo mis deseos para no ser abandonado, creando vínculos co-depedendientes para evitar el rechazo, callando mis emociones para esquivar la humillación, y sobrecompensando con mucho control, autoexigencia y perfeccionismo para evitar el dolor de la injusticia y la traición… Tras dos años con ataques de ansiedad, flashbacks, aversión al sexo y una depresión silenciosa con un gran sufrimiento emocional, lo que más me ayudó en mi recuperación fue complementar el tratamiento psicológico por el trastorno de estrés postraumático y el seguimiento médico de la infección crónica por vih con prácticas somáticas como mindfulness, yoga, masaje y otras terapias psico-corporales. Estas prácticas de educación y terapia somática me permitieron comprender que la recuperación del trauma comienza en el cuerpo. A través de ellas aprendí a reconocer mis sensaciones como aliadas, a restablecer la seguridad interna y a habitar mi corporalidad con más conciencia y sensibilidad. Ese proceso me ayudó también a aceptar mis condiciones crónicas de salud y a sostener una adecuada adherencia a la medicación antirretroviral, gracias a la cual el virus permanece indetectable e intransmisible.

Aquella noche oscura del alma se convirtió también en una oportunidad para transformar mi visión de la salud y de la vida. Descubrí que mi propósito vital era compartir con otras personas los beneficios de la práctica de mindfulness, yoga, masaje y otras prácticas cuerpo-mente. Y encontré el coraje para hacer grandes cambios en mi vida personal y profesional que no habría podido hacer si no hubiera sido por aquella crisis. Dedicarme profesionalmente durante más de 14 años a las prácticas somáticas cuerpo-mente me ha permitido llevar una vida saludable y vital, conocer a gente maravillosa que son mi familia elegida, trabajar por mi cuenta de manera más autónoma y libre, viajar y conocer otras culturas, cumplir algunos de mis sueños y, contar con recursos para la gestión de la ansiedad, la depresión, el dolor crónico, las somatizaciones y la vulnerabilidad a las dependencias y las adicciones; desafíos vitales a los que me he enfrentado como tantas otras personas que han vivido con trauma y con trauma complejo del desarrollo.

Sé que la ocultación de mi orientación sexual y de mis diagnósticos de vih y de salud mental, y sobre todo la interiorización del estigma social, ha sido lo que más sufrimiento me ha generado. Ahora me siento fuerte y preparado, y por eso elijo visibilizar mi historia y sumar mi voz a la de tantas otras personas que han sido, y son, una fuente de inspiración y apoyo en mi propio proceso de aceptación y resiliencia; con la consciencia de que la sanación, tanto individual como colectiva, no es una meta, sino un camino complejo y no lineal, que no admite atajos espirituales y que sólo puede transitarse de la mano de vínculos auténticos, en comunidad y con una apertura sincera a la vulnerabilidad.

Gracias al privilegio de poder invertir en mi recuperación, y al respaldo de quienes supervisan tanto mi proceso terapéutico como mi labor profesional como educador y terapeuta somático, hoy puedo acompañar a otras personas a dejar de sufrir, a sanar sus heridas emocionales y a gozar de una vida más consciente, compasiva y auténtica.

Como escribió el místico sufí Rumi, “la herida es el lugar por donde entra la luz”. Hoy comprendo que esa luz no vino a borrar el dolor, sino a transformarlo en sentido. La herida se convirtió en maestra, y la luz que entró por ella me reveló el propósito de acompañar a otras personas en su propio viaje de regreso a sí mismas. Sanar, para mí, es permitir que la vida se exprese incluso a través de lo que duele. Es reconocer que cada cicatriz guarda una semilla de sabiduría y que, cuando las abrazamos con amor, florece en servicio, humanidad y esperanza.

Mi servicio de educación somática y terapia somática integrativa en Madrid y online, y masaje somático integrativo en Madrid, están fundamentados en evidencia científica y en un enfoque sensible al trauma. Mi acompañamiento psicoeducativo y terapéutico es complementario a la atención médica y psicológica y tiene como propósito promover el desarrollo de la resiliencia ante los desafíos físicos, mentales, emocionales y socio-espirituales a los que todas las personas nos enfrentamos en algún momento de la vida, facilitando el cultivo de la aceptación, la autocompasión y la sanación integral.

Si lo deseas puedes reservar una primera sesión privada gratuita de 30 minutos sin compromiso para conocernos.

 

Con amor,

 

Jorge Cabellos

 

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