El arte de regresar al hogar del cuerpo: mi viaje de sanación a través del yoga, la meditación, el masaje y la terapia somática integrativa.
En 2008 afronté una profunda crisis personal tras sobrevivir durante un viaje a la vivencia traumática de una agresión sexual múltiple y, poco después, recibir el diagnóstico médico de vih. Aquello me sacudió por completo y reactivó mis heridas de un trauma infantil por el acoso a mi diversidad sexual y corporal unido a la falta de apoyo emocional en un sistema familiar narcisista. Afronté aquella crisis como aprendí desde la infancia: aislándome y reprimiendo mis deseos para no ser abandonado, creando vínculos co-depedendientes para evitar el rechazo, callando mis emociones para esquivar la humillación, y sobrecompensando con mucho control, autoexigencia y perfeccionismo para evitar el dolor de la injusticia y la traición… Tras dos años con ataques de ansiedad, flashbacks, aversión al sexo y una depresión silenciosa con un gran sufrimiento emocional, lo que más me ayudó en mi recuperación fue complementar el tratamiento psicológico por el trastorno de estrés postraumático y el seguimiento médico de la infección crónica por vih con prácticas somáticas como mindfulness, yoga, masaje y otras terapias psico-corporales. Estas prácticas de educación y terapia somática me permitieron comprender que la recuperación del trauma comienza en el cuerpo. A través de ellas aprendí a reconocer mis sensaciones como aliadas, a restablecer la seguridad interna y a habitar mi corporalidad con más conciencia y sensibilidad. Ese proceso me ayudó también a aceptar mis condiciones crónicas de salud y a sostener una adecuada adherencia a la medicación antirretroviral, gracias a la cual el virus permanece indetectable e intransmisible.
Aquella noche oscura del alma se convirtió también en una oportunidad para transformar mi visión de la salud y de la vida. Descubrí que mi propósito vital era compartir con otras personas los beneficios de la práctica de mindfulness, yoga, masaje y otras prácticas cuerpo-mente. Y encontré el coraje para hacer grandes cambios en mi vida personal y profesional que no habría podido hacer si no hubiera sido por aquella crisis. Dedicarme profesionalmente durante más de 14 años a las prácticas somáticas cuerpo-mente me ha permitido llevar una vida saludable y vital, conocer a gente maravillosa que son mi familia elegida, trabajar por mi cuenta de manera más autónoma y libre, viajar y conocer otras culturas, cumplir algunos de mis sueños y, contar con recursos para la gestión de la ansiedad, la depresión, el dolor crónico, las somatizaciones, así como la vulnerabilidad a la compulsión y a la adicción; desafíos vitales a los que me he enfrentado como tantas personas que han sufrido trastorno de estrés postraumático y, especialmente quienes vivimos con trauma complejo del desarrollo.
Sé que la ocultación de mi orientación sexual y de mis diagnósticos de vih y de salud mental, y sobre todo la interiorización del estigma social, ha sido lo que más sufrimiento me ha generado. Ahora me siento fuerte y preparado, y por eso elijo visibilizar mi historia y sumar mi voz a la de tantas otras personas que han sido, y son, una fuente de inspiración y apoyo en mi propio proceso de aceptación y resiliencia; con la consciencia de que la sanación, tanto individual como colectiva, no es una meta, sino un camino complejo y no lineal, que no admite atajos espirituales y que sólo puede transitarse de la mano de vínculos auténticos, en comunidad y con una apertura sincera a la vulnerabilidad.
Gracias al privilegio de poder invertir en mi recuperación, y al respaldo de quienes supervisan tanto mi proceso terapéutico como mi labor profesional como educador y terapeuta somático, hoy puedo acompañar a otras personas a dejar de sufrir, a sanar sus heridas emocionales y a gozar de una vida más saludable, compasiva y auténtica.
Como escribió el místico sufí Rumi, “la herida es el lugar por donde entra la luz”. Hoy comprendo que esa luz no vino a borrar el dolor, sino a transformarlo en sentido. La herida se convirtió en maestra, y la luz que entró por ella me reveló el propósito de acompañar a otras personas en su propio viaje de regreso a sí mismas. Sanar, para mí, es permitir que la Vida se exprese incluso a través de lo que duele. Es reconocer que cada cicatriz guarda una semilla de sabiduría y que, cuando las abrazamos con amor, florece en servicio, humanidad y esperanza.
Mi servicio de educación somática y terapia somática integrativa en Madrid y online, y masaje somático integrativo en Madrid, están fundamentados en evidencia científica y en un enfoque sensible al trauma. Mi acompañamiento psicoeducativo y terapéutico es complementario a la atención médica y psicológica y tiene como propósito promover el desarrollo de la resiliencia ante los desafíos físicos, mentales, emocionales y socio-espirituales a los que todas las personas nos enfrentamos en algún momento de la vida, facilitando el cultivo de la aceptación, la autocompasión y la sanación integral.
Si lo deseas puedes reservar una primera sesión privada gratuita de 30 minutos sin compromiso para conocernos.
Con amor,
Jorge Cabellos
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